28 mayo 2014

Cuarta entrega en esta Libreta de Bitacora, le toca el turno a Tuli.

Mientras Leiva vuela a tierras argentinas en estos momentos, nosotros seguimos pendientes de las anotaciones de los músicos, de su particular visión (desde dentro) de la gira Pólvora. Esta vez le hemos arrancado las hojas del cuaderno de ruta a Tuli, imprescindible saxofonista de la banda, que nos cuenta como se vivieron las actuaciones madrileñas y las semanas previas.

Las cuatro Rivieras
Por Tuli

La experiencia de llenar cuatro veces la Riviera ha supuesto una descarga de energía que nos ha sorprendido a todos los que estamos en esta gira.
La gira había empezado muy fuerte, ya lo habréis leído, todos los recintos sold-out muy anticipadamente, excepto dos, que más tarde se llenaron también. Todo fue muy emocionante, desde el minuto cero, cuando salieron las entradas a la venta. Nosotros estábamos ensayando y llamaron a Lei para decirle que se había agotado la Riviera, entonces decidieron abrir una segunda fecha, esto ya pasó en la gira de Diciembre, pero lo raro y diferente es que esta vez había ocurrido en cuestión de horas. Al día siguiente llegamos al ensayo de nuevo y Lei nos dice que está a punto de agotarse la segunda Riviera, ¡joder que fuerte!, ¿cómo es posible?, solo han pasado dos días. Leiva, que es muy prudente para estas cosas, es el primero en bajar a todo el mundo de la nube. Nos contaba que se estaba pensando bien lo de abrir una tercera Riviera, cosa que al final se decidió. A los dos días también estaba llena, aquello parecía una broma, estábamos flipando y Leiva empezaba a darse cuenta de que este disco que ha hecho es especial, a partir de ahí, abrir la cuarta y llenarla fue todo seguido… y se decidió parar ahí: cuatro Rivieras llenas con un mes de anticipado.

Los conciertos fueron especiales. Leiva decidió aumentar la sección de vientos para la ocasión y llamar a David Carrasco, saxofonísta que grabó los vientos en Pólvora junto a nosotros, éramos uno más, una banda de nueve músicos con más ganas que nunca.

El primer día Leiva se marcó un mini discurso que para mí fue crucial, fue dos minutos antes de salir, detrás de la cortina negra, con los cascos puestos y el instrumento en la mano, nos dijo: “Tíos vamos a salir a disfrutar, hagamos lo que venimos haciendo en la gira, no hay porque hacer nada especial porque sea Madrid ni porque sean cuatro Rivieras, conservemos la calma y hagamos lo que sabemos hacer”. Fue mano de santo. Ese mini discurso al estilo “entrenador de fútbol” nos puso a todos en el estado perfecto para salir, y lo dimos todo, como siempre, somos una banda, la Leiband.
Los conciertos fueron en aumento, cada día terminábamos con la sensación de haber superado el anterior. Cabe destacar que fue recuperada “Éxtasis” de Diciembre, que entró al repertorio como un chaval que lleva sentado un año en el banquillo y le sacan en la final para golear.
Entre otras anécdotas de aquellos días, que Lei se quedó tirado con su furgoneta llenado al tercer concierto, aunque esto ya no sorprende, es algo habitual, je, je. Tambien se descompuso su amplificador y hubo que sacar al reserva, todo bien, sin tensiones…
Y tambien me parece bonito destacar que todos los días se hacía prueba de sonido, Leiva se preocupó mucho de que sonaran bien los cuatro días, no quería caer en una rutina falsa, así que todos los días estábamos allí sobre las 15:00, para que diera tiempo a volver al barrio antes de tocar, aunque algunos nos quedábamos allí creando una rutina de cañas en el bar de enfrente, rutina liderada claramente por la sección de vientos David, Gato y yo, a la que se unía gente del equipo (producción, discográfica, etc, etc) cuando tenían un hueco del curro que se pegaron.
La Leiband somos todos!

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