11 junio 2012

Con Leiva en la carretera Capitulo 9.

Retomamos la serie de capítulos en los que músicos e integrantes de la crew de Leiva nos van dando detalles sobre cómo es la vida en la carretera cada vez salen de conciertos. Esta vez quién escribe con sabiduría y desparpajo es Carlos Hernández, mano derecha de Leiva en el estudio de grabación y técnico de sonido en directo. La parte gráfica, como en todos los capítulos ofrecidos hasta el momento, la firma el mismo que escribe la crónica.

Con Leiva en la carretera. Capitulo 9.
Por Carlos Hernández.
1 Junio Barcelona. Sala Apolo.
2 Junio Zaragoza. Sala Oasis.

Lo cierto es que madrugar y yo nunca hemos sido grandes amigos ; mira que nos presentaron hace ya 40 años y hemos quedado mil veces, pero nada, no hay forma, nuestra relación no cuaja; estaba cantado que este pasado viernes 1 de Junio, íbamos a tener bronca de nuevo.
Concierto de Leiva en Barcelona , 618 KM , 6 horas de coche y 1 de comida, tenemos la prueba de sonido a las 15:00 por lo que, maldición , Quique (Jefe de producción de Leiva) me dice que salimos a las 08:00. ¡Snif!, no puedo contener una lágrima al pensar que me tengo que levantar a las 07:00 para llegar a tiempo.
Superado el problema, el viaje es divertido. Me encanta estar de arriba a abajo todo el día (no como algún “llorón” de los músicos; seguro que en anteriores capítulos os han soltado aquello de “ufff este fin de semana hemos hecho 1.768 Km , uf que paliza“ jejeje ). Llevo viajando con Quique más de 12 años: con Los Enemigos, con Los Planetas, con Pereza y con Leiva. Él era alumno mío, de mi época de profesor de sonido, era el pelota de clase. Todos los días me traía una manzana que decía le había dado su madre para mi: “Señor Hernández , Señor Hernández, recién cogida del árbol, es de parte de mi madre”, me decía. Al ser tan pelota no tuve más remedio que aprobarle, enchufarle y meterle a trabajar junto a mi. Empezó como técnico de backline y él solito, poco a poco ha terminado como Jefe de producción. No me extraña, haciendo la pelota de la forma que lo hacía, que haya llegado así de lejos.
Ya en serio. Se ha convertido en uno de los mejores en su trabajo pero sobre todo ha pasado a ser uno de mis grandes amigos; aprovechando este momento, me gustaría darle las gracias por las muchas cosas que ha hecho por mi y que él sabe: gracias Quique, pocos hubieran hecho algo así. En esta ocasión también nos acompañaba Javi, manager de Leiva. Dios que viaje. Empezó conduciendo él , parecía que íbamos a tirones, no sé qué le pasa en el pie. Pisa el acelerador y suelta, pisa y suelta , pisa y suelta y todo esto a 120 km por hora. Además el tío no para de hablar, ¡que dolor de cabeza!, que si en Barcelona hemos vendido mil tickets, en Zaragoza hemos vendido setecientos tickets. Tenéis que saber que para ser manager la palabra ticket es muy importante. Pero ojo, no sólo eso, sino que paramos cada 150 km a tomar unas cervezitas. Yo, que no pruebo ni gota de alcohol, allí, en fin, no sé como definirlo, ¿quizá algo semejante a un infierno?.
Llegamos a Barcelona directos a la sala. Con esto de la ley antitabaco he descubierto lo mal que huelen el 90% de las salas de España. Soy partidario de que vuelvan a dejar fumar en los recintos de conciertos; eso o bien: Estimados señores de la sala Apolo, utilicen el Ambipur.
Después de ajustar el equipo, cosa que hacemos Sito (ingeniero de sonido de monitores de Leiva, mas majo que las pesetas) y yo, llegan los músicos. Ojo, hay un tercer ingeniero, Carlos, de iluminación , pero el trabaja a su bola ya que puede preparar su equipo independientemente de los músicos. Aquí todos somos ingenieros. Como sabéis, junto a Leiva hay siete músicos más, por lo que las pruebas las organizamos por partes:
Primero empezamos ajustando con Roberto, Luismi y Manolo (batería , percusión y bajo) , cuando está listo, seguimos con Cesar y Juancho (teclados y guitarra) y terminamos con Tuli y este… ¿cómo se llamaba? a si , “Alvaritopachequin” (si, si , todo junto) jeje (aunque seas del Madrid también te quiero). Una vez todos listos y ajustados, llega Leiva. En general sale una buena prueba, el sonido de la sala es inversamente proporcional a su olor. La sala suena muy chula. Llega el final de la prueba, abren puertas, media horita de relax y Quique me da la señal para lanzar la sintonía.
La grabamos Leiva y yo antes de empezar la gira: sitares, ambientes, sintes de los 60 y Sara Iñiguez haciendo voces psicodélicas. A Leiva siempre se le han ocurrido mil historias para que un concierto sea algo especial y redondo de principio a fin y ésta es una de ellas. Nadie se puede hacer idea de las vueltas que ha dado y el tiempo que ha dedicado a una cosa como la sintonía, cuestión aparentemente sin demasiada importancia. Es un crack. Así le va como le va.
Fuera luces. Griterío ensordecedor que siempre me obliga a subir el volumen del equipo mucho más de cómo lo dejé ajustado en la prueba. Y sale Leiva. El griterío se duplica, impresionante. Aquello se va a caer. Empieza sonando bien y a medida que pasan las canciones la cosa mejora. No sé qué pensarán Leiva y la banda pero creo que ha sido uno de los mejores conciertos de la gira. Hablando de sonido, el mejor , seguro.
En resumen, la gente como loca y ya es decir, que Barcelona siempre ha sido un sitio difícil. Incluso algún chico del publico me viene a felicitar al final (siempre digo y es la verdad, que es gracias al grupo). Me lo he pasado como un enano. Cuanta razón tiene Leiva antes de que cierre su micrófono de voz.
Pequeña parada técnica:
Los diversos factores para que un concierto suene bien:
1º- El grupo: Lo fundamental para que algo suene bien, es la fuente de sonido “La banda”. Si ellos suenan, todo irá sobre ruedas, si no, por bueno que sea el equipo, no hay forma. En este caso está más claro que el agua que tengo bastante ganado. Son probablemente el mejor grupo de rock español que nunca haya estado tocando. Suenan solos. Recomiendo a todo el mundo que vaya a ver a Leiva.
2º- La sala: Dependiendo de su acústica, se obtienen diferentes y variados resultados.
Trabajar en una sala como Apolo es genial, ya que hace tiempo se realizó un gran proyecto de acondicionamiento e insonorización y gracias a los diversos materiales acústicos que utilizaron, consiguieron convertirla en un lugar donde resulta muy cómodo trabajar. (A diferencia de la mayor parte de las salas en España…en fin, sigamos).
3º- El Equipo de Sonido: Ojo, que por muy bueno que sea, si los anteriores puntos flojean tampoco salva gran cosa. También puede darse el caso, de que los 2 puntos anteriores sean positivos y el equipo regular, dándose la posibilidad de que el resultado sea bueno, pero si los puntos anteriores son positivos y el equipo es bueno, ya es la leche, un éxito asegurado. O casi.
4º- El Público: Es importante que canten, bailen y si la cosa no suena muy allá… que pongan barata la cerveza en la barra.
5º-.La Prensa: Interesa que estén en una zona que suene bien o invitarles antes a cenar o tomar alguna copilla.
6º- .El ingeniero de sonido: Ese soy yo, y que quede claro que nunca tiene la culpa de nada.
Continuando con el día, al terminar el concierto, estoy más ancho que largo, y al llegar al camerino veo que hay ambientazo, y que están bastante satisfechos con el bolo de hoy. Los camerinos de Apolo son muy cómodos. Hay una zona amplia que permite no andar con agobios cuando suben amigos o invitados. Siempre me gusta preguntar a Lei y la banda que tal el concierto y hoy más, quiero que me regalen los oídos con un Genial. También reconozco que si no ha sonado del todo bien o hemos tenido problemas prefiero esperar un rato.
Jorge , road manager de Leiva, propone que nos vayamos a un bar cerca de la sala. Hoy tenemos buena compañía catalana, Martí y Kanijo, dos grandes amigos nuestros.
Esperamos a que termine Quique y también Adolfo, que es ayudante de producción y el encargado del merchandesign , pero sobre todo una magnifica persona, y juntos emprendemos camino al bar, dónde nos solemos cobrar la recompensa tras un buen concierto a base de cervezas. Kanijo se tuvo que ir, tiene al peque malito, pero Martí se encargó de que el camino no fuera aburrido y en plan paladín medieval, se puso a defender a una bella damisela de la agresión de un individuo en bicicleta (eso dice él, a mi me pareció que la que agredía era ella). Joder, risas… al llegar, más risas, todo pasa muy rápido, algunas cerves y cuando nos queremos dar cuenta ya han encendido las luces y cada mochuelo a su olivo. A dormir. Se me olvida escribir a Laura, mi novia, mierda, siempre la escribo cuando llego al hotel. Mi excusa: “Nena, siempre te dejas el móvil con sonido y te despierto, por eso no te he escrito”. Besos Laura, no te enfades, me quedé sin batería y llegue muy tarde al hotel.
Amanece un nuevo día. Toca Zaragoza. Me suena el despertador a las 09:00, preferiría seguir durmiendo pero esto es lo que hay. Bajamos a desayunar al buffet del hotel y de nuevo nos echamos a la carretera.
El viaje similar pero contamos con magnífica compañía: Xavi y Alex (técnicos de backline) y Sito y Carlos. Esta vez conduce Quique. Javi nos ha abandonado y se ha ido en la otra furgo con Adolfo, la verdad es que mejor porque con esos tirones al conducir…
De nuevo la misma preparación que en Barcelona: Llegamos, comemos y a la sala Oasis a la prueba. Esta sala es muy chula pero no es Apolo. Tanto la acústica como el equipo son un poco peor que ayer, pero da lo mismo, soy el ingeniero de sonido guay, sonorizo a Leiva, no existe problema que pueda frenarme. Adelante. La prueba de sonido se dio bien, todo el equipo está correcto… excepto la PA (bafles orientados y destinados a sonorizar la zona donde está el publico). Es un sistema de sonido fijo en la sala ya bastante antiguo. Gracias a que la empresa encargada de proporcionarnos el resto del equipo es muy competente, no hay problema alguno.
Ya pululando por la sala, sorpresa, me encuentro a Sergio trabajando allí; Jo, tiene un grupazo, Tachenko, tocaba en El niño gusano y tenía un bar impresionante que cerró hace tiempo, “El fantasma de los ojos azules”. Hablo un ratillo con él, le suelto alguna de las mías, como que al haber cerrado el bar seguramente habrá perdido el 90% de los amigos; la verdad es que se rió, seguramente por educación y porque no es tan mamón como yo. Me alegré mucho de verle aunque después del concierto no volvimos a coincidir. Con los que sí coincidí fue con Almas Mudas, un muy buen grupo, teloneros nuestros durante buena parte de la gira, muy majos los chicos, de verdad.
Hoy tengo suerte, después de probar hay más tiempo del habitual hasta que empiece el concierto así que Quique, que adora el baloncesto, y yo, aprovechamos y nos vamos a ver lo que nos de tiempo del quinto partido de la semifinal de la liga entre el Real Madrid y el Caja Laboral. Por desgracia, Quique dice ser del Madrid. No hace falta que explique, ya que nunca falta una camiseta en mi maleta, que yo soy del Barsa. En esta ocasión, faltaría más, deseaba que perdieran… pero bueno, no está de más otro enfrentamiento en la final entre mi súper equipo y ellos. Faltan 5 minutos y otra sorpresa mas, está Esther, la hermana de Leiva, en el camerino. Que genial, es un amor. Nos da tiempo a saludarnos y de repente, la metedura de pata del finde. Se acerca Javi y me dice que me vaya para la mesa que vamos a empezar y, al loro, echa a Esther del camerino. Me parto. Obviamente no la conocía. Me empiezo a reír y acto seguido, cual buen “Smithers” de Los Simpsons , me chivo a Leiva. Ja, ja, ja, ja, ja, espectacular. Javi se pasó toda la noche pidiéndole disculpas.
Me voy a la mesa. De nuevo llega el momento de apretar el botón de play del ipod que da comienzo a la sintonía, sale la banda y que comience el espectáculo. La misma de siempre, griterío ensordecedor que me obliga a subir el volumen y por supuesto conciertazo. Ando justo de equipo pero sale bien. Termina, subo al camerino y allí pasamos un par de horas antes de que nos echen tomando alguna que otra cerveza; en esta ocasión hace acto de presencia Fernando (de Guinness) y su mujer. Tengo que reconocer que acabamos un poco pelotazo. Hacia tiempo que no estaba dos días seguidos acostándome tarde. Uno ya es muy mayor. Pero bueno, es lo que hay.

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