09 abril 2012

Con Leiva en la carretera, Capitulo 3. Gandía y Torrijos.

¿Qué tal la Semana Santa? ¿Habéis aprovechado estos días? Deseamos que lo hayáis disfrutado. Nada más entrar, aquí tenéis la tercera entrega de la exclusiva serie “Con Leiva en la Carretera”. Ya sabéis que cada semana invitamos a un miembro de la banda de Leiva a que nos cuente, a modo de diario, lo que sucedió durante la salida a los conciertos. Los últimos conciertos de Leiva han sido en acústico, fue en Gandía (Valencia) el 30 de Marzo y en Toriijos (Toledo) el 31 de Marzo. Juancho, guitarrista de la banda, nos manda este resumen y una foto que él mismo tomó.

30 marzo. Teatro Serrano. Gandía (Valencia).
31 Marzo. Auditorio Palacio Pedro I. Torrijos (Toledo)
Invitado.- Juancho (guitarra).

Se trataba de dos conciertos acústicos, de modo que viajábamos mi hermano, Carlos Hernández (técnico de sonido), Jorge Grau (road manager), Cesar Pop, Alex (técnico de escenario) y yo, todos en la furgoneta de gira, con todo el equipo en la parte de carga, incluida la mandolina y el acordeón que toca en ocasiones César Pop. Quedamos prontito en la Alameda, serían las diez y media o las once. Comimos en un sitio de puta madre, paella ibicenca y degustación de un aceite con diferentes tipos de sales, era ya en Gandía (Valencia) y nos acompañó en la comida el promotor de la actuación y una chica que sería la que abriría el concierto por la noche, se llamaba Vaivencida. Pero antes de esto nos comeríamos un atasco monumental, a mitad de camino más o menos.
Este fin se semana era la prueba de fuego para los acústicos, tras lo de la Fnac, este era el momento de demostrar si la cosa quedaba bien o no. Habíamos tenido muy poco tiempo para dejar ajustado el repertorio, ya sabéis que andamos con la gira de presentación de Diciembre y eso nos ha absorbido todo el tiempo de los ensayos. Las pocas pruebas que hemos hecho del acústico han sido en el salón, en pantuflas… en casa tenemos un pianito arriba y, en pijama, subíamos a ensayar un poco. Muy a gusto, aunque, la verdad, íbamos un poco acojonados. Pero al final todo ha ido muy bien.
El lugar estaba abarrotado de gente, gente muy respetuosa con la actuación. Teníamos pensadas versiones, la de Sabina “La rubia platino”, pero en esta ocasión la dejamos apartada, pero si hicimos “Crímenes perfectos” de Andrés Calamaro. La chica que abrió el show salió a interpretar la primera canción ella sola, a capela, muy valiente. César la había producido una maqueta hacía un tiempo. De hecho, durante el viaje, fuimos escuchando algunas de sus canciones.
Durante la actuación Leiva fue variando el repertorio, ajustando cosas, invirtiendo el orden de las canciones. César y yo nos mirábamos como tratándonos de decir: ¿cual viene ahora? Imagino que mi hermano iba viendo cosas que no le cuadraban con la idea que tenía en su cabeza. El concierto en el teatro terminó y nos quedamos un buen rato en los camerinos, pasamos por el hotel un segundo y nos fuimos a un lugar donde yo había tocado con Sidecars, se llama Club Varadero. Allí nos pusieron un lugar tranquilo arriba y abajo había una Jam. Como era de esperar, terminamos abajo: yo tocando la batería, César el bajo y Lei la guitarra y haciendo versiones de Ronaldos, Tequila y todo eso. Ese día nos acostamos algo tarde.
Al día siguiente nos esperaba el largo viaje hasta Toledo. Pasados veinte kilómetros, la furgoneta decidió que no quería ir a más de veinte kilómetros por hora, pero es que, cuando había una cuesta, el motor casi ni podía. Jorge llamó a la peña de las furgonetas para que nos hiciesen un cambio. Seguimos avanzando como pudimos, incluso, por hacer tiempo, aprovechamos para comer, así hasta que nos cruzamos con la furgoneta de sustitución. Cambiamos toda la carga de uno a otro vehículo, y seguimos, ya tarde, camino a Torrijos.
Para este segundo día sabíamos que las entradas estaban agotadas desde hacía semanas, que bueno. Se trataba de un teatro muy bonito. Como era cerquita, algunos colegas de Madrid habían llegado a vernos, estaba Manolo de Boikot, por ejemplo. Echamos parte de la tarde en camerinos, charlando tranquilamente. Reseñable sería lo que nos pusieron para cenar en el camerino, que eran cositas que había preparado especialmente alguien muy cercano a la organización, algo increíble.
Este segundo concierto estuve también fenomenal. Salimos a actuar muy elegantes, americanas, chalecos y todo eso, elegantes y planchaditos. De la mitad para delante habíamos cambiado por completo el orden. La verdad que han sido dos bolos bonitos que nos han dejado muy contentos, el rollo este de viajar pocos hace que sea más tranquilo todo, tocar menos para que la música fluya, todo eso hace que disfrutes de otra manera. Además, no esperábamos una respuesta tan fuerte del público
La vuelta a Madrid fue del tirón, no teníamos hotel allí, estábamos cerca de casa, cada uno íbamos por nuestro lado, yo me bajé con César, mi hermano y Alex en la furgoneta. Jorge vive por allí cerca y a Carlos le vinieron a buscar.

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