28 marzo 2012

Segunda entrega de la serie “Con Leiva en la carretera”

Este pasado fin de semana la gira de Diciembre pasó por Jaén y Albacete, dos conciertos que dejaron satisfechos al numeroso publico y al grupo. Todos los pormenores de este viaje nos los cuenta Roberto Aracil, batería de la banda de Leiva, en esta entrega. Además, él mismo nos ha mandado esta foto.

Con Leiva en la carretera. Capitulo 2.
23 marzo. Jaén. Sala Kharma.
24 Marzo. Albacete. Sala Baoba.
Invitado.- Roberto Aracil (batería).

Esta vez salimos tarde de Madrid, a las 15:00, ya comiditos. Jorge Grau nos recogió a todos, él es el primero que se pone en marcha cuando va a recoger la furgoneta. Como siempre fue un encuentro bonito, estamos muy bien entre nosotros y se nota cuando empieza el viaje. Durante el camino sacamos un arreglo para el “Súper hermanas”, se trata de un parón antes del solo, fue de boquilla, pero luego en la prueba lo hicimos y nos gustó mucho. También estuvimos hablando de meter “Los cuentos” en el repertorio, una canción que ha estado, se ha ido y ahora regresa… no se, hablamos de cosas así, comentarios sobre el show anterior, el orden, la velocidad de las canciones, hacemos una especie de puesta en común sobre lo que vamos haciendo, exponiendo sensaciones. Llegamos al hotel de Jaén con tiempo para dejar el equipaje y tomar tierra tranquilamente. De ahí fuimos a la prueba y ya nos quedamos dentro hasta la apertura de puertas, en el camerino.
Este fin de semana hemos notado no solo más peña en los dos conciertos, además la gente se sabía todas las letras de las canciones, todas de pe a pa. Nos quedamos alucinados, parece que ya ha pasado un tiempo prudencial desde la salida del disco y que ya la gente va asimilando Diciembre. Incluso las versiones, la de Sabina y la de Sidecars, “Yo no tengo problemas”, ese pequeño homenaje al gran Juancho, nuestro guitarrista, pues incluso esas las cantó el público. Después de este concierto nos fuimos al hotel, unos al sobre y otros a echar unas manos de póker… en mi caso al sobre.
La hora de levantarse, como casi siempre, la marca la hora de finalización del servicio de desayuno del hotel, ahí es donde todos nos encontramos. Apuramos lo máximo. Manolo (bajo) es siempre el primero, cuando nosotros bajamos él ya ha vuelto de correr, de ir al gimnasio, le ha dado tiempo a leer e incluso estudiar un poquito, es la hostia, un crack. ¿El último en bajar? Ja, ja, todos bajamos más o menos a la vez, no hay nadie que apure la sábana, además, corres el riesgo de quedarte sin desayuno y pasar un viaje de espanto hasta el siguiente bolo. Esta vez vino en la furgoneta un balón de fútbol, hacía tiempo que no venía, así que en cada parada hacíamos unos toquecillos.
Comimos en Albacete, en un restaurante al que siempre vamos, se llama Casa Paco. Es un hombre que tiene además un hotel y, por cierto, una colección de coches antiguos de la hostia. Se come muy bien. Así que paramos allí una vez más, aún recuerdo la sopa que nos puso, una especie de sopa de picadillo que flipas. Tuvimos tiempo de reposar la comida en el hotel, hasta las 19:00 no teníamos la prueba de sonido.
El concierto fue muy bueno también, quedamos muy contentos. Un ratito de camerino para reposar el subidón y luego nos marchamos. Como el acceso a la sala era jodido tuvimos que ir en dos tandas, por fascículos, así que para el segundo viaje nos quedamos Luismi (percusión) y yo. Luismi estuvo pinchando un rato en la sala mientras esperábamos a Jorge. Luego, al llegar al hotel, nos encontramos con que había una boda. Nos invitaron a tomar algo, yo decliné la invitación, pero creo que alguien asomó la cabeza por la fiesta aquella… no estoy seguro, pero en cualquier caso, ¡vivan los novios!.
En la furgoneta, además del balón, nos hemos entretenido con un fantástico documental sobre Pearl Jam, se llama “Twenty”, de la hostia, muy recomendable. De todos modos yo voy adelante en la furgo, junto a Jorge, con quién comparto habitación, así que me suelo perder mucho Breaking Bad, no la puedo seguir desde delante, ja, ja, ja.

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