23 mayo 2012

Nueva serie semanal en la web: Las costuras de Diciembre

Durante las próximas semanas será Leiva quién nos va a ir narrando las canciones, los discos y artistas que, por una u otra razón, han sido significativos para grabar “Diciembre”.
Leiva ha creado un índice de conceptos que nos guiará para descubrir los motivos y razones del sonido de Diciembre.

Esta exclusiva (solo lo publicamos aquí, en la web oficial) serie nos desvelará las enciclopedias que Leiva ha consultado antes y durante su estancia en el estudio de grabación.

De momento os dejamos esta carta explicativa, firmada por el propio Leiva, donde nos cuenta las razones que le llevan a compartir con todos nosotros los músicos y la música que poblaron su imaginario cuando construyó su debut en solitario. Un delicioso paseo musical de la mano de un enamorado de la música. En breve empezamos.

LAS COSTURAS DE DICIEMBRE. POR LEIVA.
Hace días, volviendo de Vitoria, hicimos una parada con la furgoneta para hacer unos pises, estirar piernas y comprar unos líquidos. Era un área de servicio bastante fantasma. Cientos de neumáticos apilados me recordaron una avería que hice con mi primo Vixie cuando éramos chinorris. Aquello acabó con bomberos, incendiaco gordo y castigos. Aprovecho para saludarte, Prim. Vaya roto. La cosa es que allí no había ni dios. La tienda estaba vacía. Era como si la acabaran de atracar. Vimos a alguien en un taller destrozado que estaba pegado a la tienda. Dentro había un tipo muy salao metido en un mono azul. Iba de grasa hasta el cuello, si me permitís, nunca mejor dicho. Andaba arreglando un 125 rojo acojonante. Una onda muy Tarantino. Sonaba “Sin solución” de Leño en el taller. Wow, hacía tiempo que no la escuchaba… Qué bonita canción. Al verme dijo: “Coño ‘Perezas’ (en plural, bastante típico) Yo sé que os gustan Los Leño, yo fui su conductor en una gira. Eso sí que eran conciertos… ¿Y las drogas? eso sí que eran drogas…  Eran puras, sin cortar. Ahí no existían las mariconadas de ahora”. Y bli… Y bla… El tío cogió la primera y tiró con el rollo ese de que las drogas de antes eran la polla… que vio a Radio Futura cuando solo eran cuatro en el público y tal… Típico tío majo, entrañable y bonachón, que le coges cariño al segundo. Después de un rato largo charlando, me decía con los ojos vidriosos que su vida era arreglar coches antiguos en aquel taller destartalado mientras sonaba “Más madera” de  Leño. Eso no lo cambiaba por nada. ¿Se puede ser más autentico? Después de Lemmy Motorhead, creo que va él, Tony, “El Pira” para sus amigos. Yo ya le podía llamar así, me dijo. Me subí a la furgo un poco emocionado, con el pellizco que te da esa gente que funciona con verdadera pasión por lo que hace.
Al llegar a casa me puse a escribir unas líneas y me gustó la idea de abriros un poco el taller, mostraros algunas herramientas con las que trabajo y contaros algún truqui de la grabación de Diciembre. Enseñaros canciones que han sido importantes e inspiradoras para mí a la hora de hacer el disco. Igual me pongo un poquillo brasa, pero no lo puedo evitar… Me encanta todo esto de las grabaciones y sus tripas.
En mi caso, el proceso de creación, encierro y grabación de un disco, suele pasar por diferentes episodios. Bonitos, raros, mágicos, orgásmicos, medio locos, increíbles… Y todos ellos casi siempre necesarios. Creo que una de las herramientas clave para hacer un disco, sea de la raza que sea, es la honestidad. Un matiz que a priori podéis pensar que es difícil de apreciar en la escucha, pero en realidad suena más alto que cualquier instrumento. Hay que sudar un poco de todo esto para que el escupitajo final sea de verdad, tenga tripas y alma. Cuando lo tienes hecho, tienes la sensación de que todo el proceso fue necesario y mereció la pena. Te sientes feliz y superhéroe. Un poco Messi.
Para mi esta es la parte que más tiene que ver con el éxito. Crear un disco. Que todos esos pájaros terminen en canción. Que suene bonito y te emocione. Que se parezca un poco a lo que tenías en la cabeza… Todo esto es lo más parecido al éxito que me he encontrado. Eso que llaman éxito por ahí, popularidad, fama y demás… Es calderilla. Fugaz y barata. La poesía y el premio están en otro lado. En el taller, en la artesanía de la canción. En el sudor y las miradas cómplices del directo. 
Dicho esto, voy a pararme en uno de esos episodios que os contaba ahí arriba. Este pertenece a los bonitos. Uno de los que más disfruto, es ese momento en que ya tienes los temas registrados en una grabadora que suena como el infierno y empiezas a fantasear con el sonido que te gustaría llegar a conseguir… El traje que le sentaría bien a cada canción, los aparatos que necesitas, el sitio donde grabar, la onda, el concepto, etc… En realidad, todos estos aspectos engloban casi al completo el concepto “producción”. Me gusta, me siento cómodo haciéndolo. Disfruto. Afortunadamente, tenemos más de 60 años de rock and roll a nuestras espaldas para aprender, consultar y bucear en él. Esos días me abandono un poco y los paso devorando vinilos e investigando el por qué, el cómo y el cuándo de cada sonido, cada riff endemoniado, cada fill y cada afinación de batería… Y casi siempre se repiten las mismas preguntas: ¿Por qué tocan hacia alante los baterías de la Motown y suenan para atrás? ¡Serán cabrones! ¿Por qué las pistas de guitarra de Keith y Ronnie por separado suenan inquietantemente deslavazadas y juntas son una puta obra maestra? ¡Serán cabrones! O ¿Cómo hace Petty para tener ese tamañaco de acústicas que todo lo cubre? ¡Será cabrón! Pues bien, hay pocas respuestas para tantas preguntas… Supongo que genialidad, estado de gracia, concentración, algún viajecillo de caballo, buenos técnicos, magia… Que todo eso esté colgando y nunca se descifre, hace que sigamos trabajando duro y buscando respuestas con ese mariposeo en la tripa. El de la mágica incertidumbre. 
Mientras yo entro en bucle escuchando discos y rozando la psicodelia mental, mi compañero, amigo y técnico desde hace muchos años, Carlos Hernández, se pasa la vida investigando donde colocaban los micros esta gente en los 60, qué micros, a qué distancia, en qué tipo de sala… Otro chalao como yo pero en lo suyo. Es bonito ese momento en que nos juntamos a tomar unas cervezas y charlamos de cómo y dónde vamos a grabar. Esa semana previa a la grabación hay una vidilla especial en el ambiente. Molan mucho esos días. 
Siempre me pareció inspirador e importante tener algunas referencias encima de la mesa a la hora de enfrentarte a un disco. Recuerdo con un montón de cariño a Nigel Walker en la grabación de “Animales” poniéndonos vídeos de los Faces. Entrábamos a grabar como motos. Funcionaba de verdad aquello.

Durante unas cuantas semanas iré poniendo temas que por un motivo u otro, ya sea técnica o artísticamente, han sido importantes para construir Diciembre. Voy a arrancar con… Bueno, lo veréis la semana que viene. Espero que disfrutéis. Aunque sea un rato. 
Besos. Lei.

Comentarios